Se trata de la serie que marcó un antes y un después en el contenido televisivo argentino hace casi 21 años.
Okupas, la serie que marcó un antes y un después en el contenido televisivo argentino hace casi 21 años y que llegó, por primera vez, al streaming con su desembarco en el catálogo de Netflix, demuestra que, remasterización y nueva banda de sonido mediante, se ha convertido en un clásico que se mantiene vigente gracias a temas que se han instalado como universales.
«Yo tengo la expectativa de que independientemente de la capa externa del relato, que está en 2000, el corazón de la historia es bastante atemporal. Sigue funcionando. No tiene que ver tanto con el contexto; el músculo lo trasciende porque tiene que ver con preguntas más universales, como encontrarse a uno mismo o tener un lugar de afecto», dijo su director, Bruno Stagnaro, en entrevista con Télam.
Con el protagónico de un muy joven Rodrigo de la Serna, en compañía de Ariel Staltari, Diego Alonso y Franco Tirri, la historia de un grupo de jóvenes de clase media empobrecida y sus aventuras en contacto con el mundo criminal, las drogas y la amistad ha tenido repeticiones en varios canales y hasta un seguimiento fanático en YouTube, donde la serie puede encontrarse de forma ilegal. «El interés de Netflix empezó hace como cuatro años.
Me pone muy contento que ahora se pueda ver de forma masiva y con una buena calidad de imagen y sonido. El proceso fue tan largo que en el camino fueron apareciendo herramientas de mejoramiento de la calidad de imagen que antes eran impensadas», comentó el realizador de Pizza, birra, faso (1998) y la serie Un gallo para Esculapio (2017-2018).
Para el trabajo de remasterización, Stagnaro convocó a la mismos técnicos que trabajaron hace más de dos décadas. Okupas estrenó el 18 de octubre de 2000 por el entonces Canal 7- para poder mantener la atmósfera opresiva y liberadora a la vez que tenía la serie. Sin embargo, no fue tarea sencilla.
El sonido estaba guardado en un formato fuera de uso y tardaron bastante tiempo para dar con una computadora que pudiera abrir las sesiones grabadas. Además, para esta «edición» de Okupas, por restricciones legales, debieron quitar varios segmentos musicales que, en la versión original, funcionaban casi como un protagonista más de la historia.