Por Carlos Heller
Este domingo se realizaron las elecciones primarias de medio término, en las cuales se eligieron diputados/as y senadores/as, luego de un año y medio de pandemia: una situación inédita que debió enfrentar la actual administración nacional de Alberto Fernández a sólo tres meses de asumir. Las PASO se dieron en un contexto en el que más de un 63% del total de la población argentina ya posee la primera dosis de vacunación contra el Covid-19 y un 36% se encuentra inoculada con el esquema completo, según datos oficiales. Es cierto que abunda un importante flujo de información y que ésta suele estar distorsionada por los grandes medios de comunicación. Pero la realidad y lo que está en juego en Argentina se imponen. Ahora, más que nunca, quedan bien expuestos los dos modelos de país que se plantean para las elecciones generales del 14 de noviembre. Como lo señaló el Presidente “ellos creen mucho más en el mercado que en el Estado presente. Nosotros creemos que el Estado debe estar al lado de los más postergados, porque si no, no hay forma de equilibrar la balanza: algunos pocos ganan mucho y algunos muchos pierden mucho”. Definitivamente, el Estado tiene que jugar un rol protagónico en la economía y más aún en los tiempos que corren. El mundo continúa recuperándose y el accionar del Estado viene resultando crucial. “La peor crisis en 100 años”, así la describió la Cepal en su informe sobre la región latinoamericana. Una situación que no sólo redujo el PIB del 90% de las economías del mundo sino que además exacerbó las desigualdades preexistentes, en especial en Latinoamérica, donde los índices de pobreza e indigencia se incrementaron significativamente. De manera adicional, como hemos mencionado en varias oportunidades, el caso argentino fue particularmente especial porque, antes de la pandemia, su economía y sociedad ya se encontraban en una situación de emergencia. Incluso con la pandemia de por medio el contraste entre los dos modelos de país no podría ser más evidente. Todos y todas podríamos estar de acuerdo en que hay que crecer, pero una cosa es hacerlo con políticas de ajuste y otra muy distinta es hacerlo por la vía de la expansión del mercado interno, del empleo formal, y de la consiguiente suba de la recaudación. Uno es un modelo recesivo. El otro, inclusivo y virtuoso, es el que se está impulsando en la actualidad.