Por el Prof. Angel Hartman
La información que tenemos hasta el presente asegura que a mediados del siglo XVIII fue eliminada la resistencia de las parcialidades charrúas existentes en el actual territorio de Entre Ríos. Hasta el presente, lo que se conoce es que los no combatientes –niños, mujeres, ancianos- fueron capturados y enviados a Santa Fe, para formar la reducción de Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá, o Concepción de los Charrúas. Es posible conjeturar que un número indeterminado de personas de la etnia charrúa, permaneció oculta en los bosques del interior del territorio entrerriano. Pero es necesario dar pruebas sobre tal suposición.
No se puede identificar con certeza quiénes eran esos “indios” (Juan Broin de Osuna: 1771) o “naturales” (León Almirón: 1778) mencionados en los documentos coloniales; al menos sabemos que para esa época numerosas familias oriundas de los antiguos pueblos de Misiones estaban radicadas en estos parajes y que continuaron viviendo en la Villa de Concepción del Uruguay.
La escasa información sobre la presencia de charrúas en la pequeña Villa de Concepción del Uruguay y su jurisdicción con la que hasta hoy contamos proviene de los libros parroquiales. Recién en la segunda década de haberse fundado la Parroquia aparecen partidas de bautismos en las que figuran algunos charrúas y minuanos. Además, no se han registrado más personas de ese origen entre los años 1801 y 1821, en que figura sólo una mujer minuana bautizada.
Charrúas y minuanos bautizados en Concepción del Uruguay
Entre los años 1794 a 1802 fueron bautizados 41 charrúas y 4 minuanos. Del total, 24 eran varones y 20 eran mujeres. De ellos, 24 eran recién nacidos, párvulos y niño; tres jóvenes y tres adultos. No se determinó la edad de 18 personas.
Aunque los registros parroquiales ya existían desde noviembre de 1781, pasaron trece años hasta que fuera anotado el primer charrúa.
En base a esos pocos datos que pudimos extraer, nos permitimos algunas observaciones:
Al figurar niños recién nacidas significa que su madre, al menos, vivía con ellas. Además, un buen número de padres –cuyos nombres desconocemos- eran “infieles”, es decir, no-bautizados y por lo tanto, permanecían en una situación particular*, ya que en esa época se bautizaban no sólo a los hijos de guaraníes originarios de Misiones, sino también a los esclavos e hijos de éstos.
Otro aspecto a tener en cuenta es el hecho de que hubiera individuos que figuran como “traídos de la gentilidad” o “habido de la infidelidad”, significa que sus familiares permanecían en alguna parte llevando la forma de vida ancestral. Aquí surgen algunos interrogantes: -¿Eran descendientes de algunos grupos que quedaron después de las campañas de exterminio de 1749-50 o de otras que se efectuaron en el territorio de la Banda Oriental a fines del mismo siglo y primeros años del siguiente?.- ¿Eran familiares de personas capturadas para ocuparlas en tareas domésticas o como peones?.- ¿Los niños fueron arrebatados a sus padres? -¿Cuáles eran las condiciones de vida de este grupo humano? -¿Podría tratarse de indígenas que estuvieran viviendo en las proximidades de la Villa o procedieran de alguna parte del territorio de Entre Ríos que recién se estaba poblando con estancias? ¿Por qué razón recién después de algo más de una década de existencia de la parroquia comenzaron a registrarse estos charrúas y minuanos? ¿Es que antes de esa fecha no vivían en esta zona? Aún carecemos de respuestas fundamentadas para esclarecer estas cuestiones.
El interrogante del título nos induce a admitir que los charrúas no se extinguieron en Entre Ríos, sino que varios grupos de esa etnia permanecieron ocultos en los montes o vivieron apartados de los pequeños centros urbanos que se formaron en el último tercio del siglo XVIII y principios del siguiente. Sólo se los menciona en forma esporádica, a veces vaga, en los registros parroquiales como “indios” y como advertimos en el caso de Concepción del Uruguay, identificados como charrúas, y minuanes (o minuanos).
Al finalizar el siglo XX y durante la primera década del actual, varios grupos que se identifican como charrúas o descendientes de éstos se han hecho conocer en la provincia de Entre Ríos. A muchos ha sorprendido este reconocimiento y admitimos que es necesario realizar estudios para explicar las incógnitas que puedan existir. Quizás este artículo sea un eslabón para unir una cadena que se cortó hace dos siglos y medio y permita continuar el relato sobre una etnia desplazada de los estudios históricos.