La ignorancia mata

La segunda ola de coronavirus en nuestra provincia era previsible, lo decían los especialistas y la historia de las pandemias. ¿La podríamos haber evitado? ¿Estamos a tiempo de frenarla?. El fenómeno llama la atención, nos inquieta, pero lejos está de la sorpresa y de la conmoción que sentíamos diez meses atrás cuando el virus llegaba y se expandía como un enemigo desconocido. “Esperamos una segunda ola”. “Que aumenten los casos es normal”. Estas sentencias fueron pronunciadas por médicos y funcionarios antes de las fiestas de fin de año y sin embargo, muchos decidieron relajarse. Algunos especialistas, de hecho, niegan que exista “segunda ola” porque indican que la primera nunca terminó. A diferencia de Europa, en todo el territorio argentino nunca dejaron de haber casos todos los días. Si algo nos enseñó el 2020 es que vivimos en un mundo más complejo de lo que imaginábamos. Quizás el desafío de este 2021 es pensar si somos capaces no solo de entender dicha complejidad, sino también de actuar en consecuencia, pues el caos y la incertidumbre no son condiciones recientes. En marzo del año pasado, cuando recién nos desayunábamos con las medidas de confinamiento global, la investigadora del CONICET, Flavia Costa, propuso pensar la pandemia del coronavirus como un “accidente normal”, es decir, como un evento que era esperable dadas las condiciones de conectividad y expansión de la actividad humana. La pandemia nos pudo haber sorprendido cuando en realidad ya muchos esperaban un evento de tal envergadura. Pero una segunda ola, anunciada y repetida hasta el hartazgo como una publicidad, fue ignorada. Los casos aumentan en medio eventos de verano, fiestas clandestinas y por una complicidad entre actuantes y autoridades de la que nadie quiere hacerse cargo. Los accidentes pueden ser “normales”, pero en el medio está la vida de los seres que más queremos. Hacia adelante tenemos un futuro y la manera de transitarlo sólo depende de nosotros, si a partir de saltos gigantes pero inciertos o bien con pasos de bebés, inestables pero uno más seguro que el anterior.