La desigualdad se experimenta de manera brutal en las ciudades más que en ninguna otra parte. La distancia que separa a quienes viven en la opulencia de los que no logran asomar la cabeza, provoca en los pobres más rabia que resignación, aunque esta fotografía del azerbaiyano Alexander Firstov parezca sugerir lo contrario. La rabia surge de preguntas simples, del tipo: “¿Por qué él sí, y yo no?”. Pero sobre llovido, mojado. Esta pandemia profundizó las desigualdades. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna (FICR) publicó el lunes 22, un estudio global que afirma: “Los destructivos impactos secundarios de la pandemia que dañaron el tejido social se sentirán durante décadas”. El informe tiene datos duros muy preocupantes y un título elocuente: “Al borde del abismo: Consecuencias socioeconómicas de la pandemia de Covid-19”.