La cultura popular en streaming

De la mano de una decena canciones regadas en 57 minutos de transmisión, Falso brillante, primer streaming de la intérprete Liliana Herrero, logró el cometido de, como propuso la anfitriona, unir en un mismo lazo memoria y presente de la Argentina. Acompañada por los notables Pedro Rossi (guitarra de siete cuerdas y voz) y Ariel Naón (contrabajo), dos de los músicos que habitualmente la acompañan, el recital grabado el pasado 11 de septiembre funcionó en una suerte de set con luces blancas y fijas, montado en la sala porteña de Oeste Usina Cultural. Y sobre ese dispositivo casi televisivo y a pesar de las barreras temporales y físicas que supone la virtualidad, Herrero y sus compañeros construyeron un riguroso y bello discurso estético capaz de conectar con la audiencia.
“El streaming consiste en la dispersión. Los músicos solos en un lugar y el público en otro lado, dispersos y en otro tiempo. Se juntan muchas presencias pero en lugares y en tiempos diferentes”, lamentó la artista durante una entrevista con Télam previa a la presentación, pero el experimento -a fuerza de talento y entrega- sorteó el escollo.
De principio a fin (desde Aguafuerte, de Teresa Parodi y Elvio Romero, a “Confesión del viento”, de Juan Falú y Roberto Yacomuzzi), el concierto no solamente invocó las esenciales aportaciones de Parodi y Falú sino que incluyó, además, a Fito Páez, Ramón Ayala y Aníbal Sampayo, entre otros.