Irresponsabilidad funcional y política

Señor director:
Resulta a todas luces y evidente el cansancio físico, psíquico y moral de los argentinos frente a la pandemia incrementada, la cual es contrarrestada con similares recursos de que disponen la mayoría de los países, aunque algunos lo poseen en mayor medida. La tarea gubernamental se desarrolla con condicionantes económicos y financieros heredados de una pésima gestión y en una atmósfera adicional de mentiras sistemáticas diseñadas como una forma de estrategia y paranoia de oposición que pretende instalar un debate irracional poniendo en duda la realidad misma de la situación sanitaria. Fomenta una xenofobia no exenta de violencia política autoritaria y fascista, permeable a los periodistas serviles del macrismo que no escatiman de adjetivos para descalificar funcionarios, técnicos, profesionales, expertos y científicos que dan sustento a las políticas sanitarias del gobierno nacional. El grado máximo de irracionalidad e irresponsabilidad lo asumió por mérito propio el jefe de la ciudad de Buenos Aires, señor Larreta y su gabinete, al desconocer claras disposiciones constitucionales mediante planteos ante la Corte Suprema poniendo en duda atribuciones y responsabilidades del Ejecutivo Nacional para ensayar una especie de “guapismo” porteño y avanzar en una autonomía sin contornos claros, fruto de fallos de la misma Corte Suprema. Se reitera históricamente maquinaciones, mezquindades, y desnaturalización del federalismo nacional. Los que se manifiestan en el espacio Cambiemos los une la ambición y egoísmo con el fin de recuperar el poder para definitivamente desplazar en lo posible a los más pobres y marginales. Vayamos a un ejemplo que contradice la supuesta mayor preocupación de Larreta. La educación en la ciudad de Buenos Aires está siendo contemplada con un menor presupuesto educativo mientras simultáneamente destina fondos a Costa Salguero con la finalidad de desarrollar la infraestructura adecuada a un negocio inmobiliario particular ¿A qué pensamiento, sentimiento o disposición de ánimo, responde una decisión que burla el interés de la mayoría de los porteños, que está a favor de la conservación del espacio público? El pus gota a gota de los negociados destruye el mentiroso mensaje de la defensa de las clases presenciales en el momento preciso de avance de la pandemia. La complacencia de los encubridores de siempre encabezados en su difusión por los periodistas ahora unidos más que nunca en LN Nación constituye el desánimo. El mensaje confucionista y destructivo tiende a poner en duda el ejercicio de la democracia y la necesidad de “formatear” una nueva Argentina con bases autoritarias al decir de Longobardi en contraposición a la inmensa mayoría que aún sueña con mantener la solidaridad y la buena fe de los argentinos. Aquellos que desde el exterior hablan de Argenzuela luego de haber reconocido y obtenido grandes ganancias en nuestro país, desnudan una especie de naturaleza anti-argentina.
Aldo Savina