Por: David Bueno
Doctor en Biología. Genetista
El 90% de los actos violentos los comenten los hombres y se debe también a la misma constitución física de las personas. Los hombres tienen más testosterona, se dice que es la hormona masculina, pero las mujeres también la tienen, aunque generalmente con menos cantidad.
Se ha estudiado la relación entre el cerebro y el terrorismo, y los resultados demuestran algo sorprendente. Uno piensa que los terroristas que matan o se autoinmolan tienen algún tipo de trastorno mental, pero no. Los que acaban cometiendo actos terroristas suelen ser personas especialmente crédulas y saben empatizar fácilmente con las necesidades del líder de su grupo, que es el que no va nunca delante y el que acostumbra a tener patologías mentales.
Pero no cualquiera puede convertirse en un terrorista. Hay determinados carácteres que se pueden convertir en terroristas con mucha más facilidad que otros. Acostumbran a ser gentes ingenuas, con una gran empatía y afición al riesgo. Otra de las características de comportamiento más generales es que suelen ser personas jóvenes y con más testosterona, cuyo nivel baja con la edad. Por eso, muchos terroristas son jóvenes, más agresivos y con más sentido territorial, ya que la testosterona también da sentido territorial.
En el caso de lo que se conoce como los “lobos solitarios”’, que actúan solos, acostumbran a ser personas con algún tipo de trastorno mental. Es muy importante detectar las personas con potencial de ser violentas, sin estigmatizar a la gente con un trastorno mental.
Pero la detección temprana parece no importar hasta que es demasiado tarde. Incluso se sabe de hay una relación muy importante entre líderes políticos y psicopatología, muchos tiene algún problema a nivel de psiquiatría.
Algunos casos son historia conocida, como los principales líderes aliados de la Segunda Guerra Mundial con Franklin D. Roosevelt, Joseph Stalin y Winston Churchill. Stalin sufría algún tipo de trastorno que cursaba con paranoia, probablemente un trastorno delirante crónico, Roosevelt tenía un trastorno bipolar con fases de gran euforia y de depresión, y Churchill algo parecido agravado por su consumo de grandes cantidades de whisky. Un estudio detectó que la mitad de los presidentes de Estados Unidos entre 1776 y 1974 sufría algún tipo de psicopatología.
También están casos famosos de dictadores como Adolf Hitler o Benito Mussolini, porque en todos los dictadores estudiados se ha encontrado algún tipo de psicopatología. No diagnosticada en su época porque no había entonces ni las herramientas ni los conocimientos actuales.