Hojas Sueltas. Espiral invisible

Ballpoint pen attached to blank loose-leaf paper placed on wooden table

Por: Esther Vivas.

El instinto maternal es una construcción social, las mujeres no nacemos con un instinto que nos lleva sí o sí a reproducirnos. Las mujeres podemos escoger si somos madres o no. No hay un elemento instintivo a diferencia de otras especies animales. Hay mujeres que lo desearán y otras que no. Las compañeras feministas en América Latina acuñaron una consigna que se ha sido adoptada ahora por feministas de todo el mundo: “La maternidad será deseada o no será”.
De hecho, cuando hablamos del carácter biológico de la maternidad, y todo lo que significa, vemos que la misma oxitocina que desarrolla una mujer que ha dado a luz y lo amamanta, también desarrolla esta oxitocina una madre adoptiva o un padre implicado. Esta “hormona del amor” no solo se desarrolla si das el pecho a tu bebé, sino que también se desarrolla si te implicas en la crianza. El contacto con ese bebe, con ese ser dependiente también va generar oxitocina. Hay que acabar con esta idea del instinto materno que ha sido el instrumento que ha usado el patriarcado para imponernos a las mujeres, durante décadas, la maternidad como mandato y como destino.
Se necesita que la maternidad sea considerada una responsabilidad de mujeres y también de hombres. Es importante que los hombres se impliquen desde el primer momento en la crianza. Si en una pareja, en una familia, si hay un padre –porque no siempre es así– es importante que este se implique desde el primer momento en la crianza y pueda hacerlo estando en contacto con la criatura, haciéndose cargo de sus necesidades, acompañando y apoyando a la madre en el postparto. Hay muchas tareas por hacer.
Pero en la actualidad, cuando muchas mujeres se incorporan al mercado de trabajo, estos trabajos de cuidados a menudo son delegados a otras mujeres en condiciones laborales de precariedad, a mujeres migrantes, mujeres con pocos recursos económicos y así se consolida una espiral de la invisibilidad del trabajo de cuidados. Hay que sacar a la luz esta realidad y reivindicar el cuidado como una responsabilidad y tarea de todos, al margen de nuestro género.