Hojas Sueltas. Educación II

Ballpoint pen attached to blank loose-leaf paper placed on wooden table

Por: David Bueno

Los avances de los últimos años en el estudio del cerebro, el órgano más desconocido por la ciencia, nos permiten conocer cosas que ignorábamos por completo. Pero también nos confirman otras que sospechábamos y que algunas disciplinas como la Pedagogía han venido adoptando desde hace tiempo. Hoy sabemos, por ejemplo, que el método científico se debería introducir antes en las escuelas. Pero se lo enseña en la secundaria, cuando el cerebro del adolescente da más importancia a lo emocional que a lo racional. Y este método es eminentemente racional. Los que sí son racionales son los niños pequeños. Los niños pueden pasar un buen rato pegando con un objeto contra el suelo, comprobando el ruido que hace. Son las repeticiones propias del método científico. Los humanos somos creativos por naturaleza, pero la creatividad es máxima con los niños, porque no tienen ideas preconcebidas. Para un niño una botella de agua puede ser un cohete, pero solemos caer en el error de que, viendo que le gustan los cohetes, les compramos uno. ¡Que juegue con la botella! Las neuronas están conectadas para hacer este ejercicio, y si les compramos el cohete estaremos mutilando estas conexiones. Es lo que llamamos “podaje exonal”.
Estimular es positivo, pero no sobreestimular. Y ese límite lo establece la felicidad del niño. Si es feliz, bien. Si se agobia, mal porque genera estrés. Para un niño, la mejor recompensa es el reconocimiento de sus iguales, de su profesor, de quien sea. Una risa sana de los compañeros es mucho más gratificante que sacar un 10. Nada que la pedagogía no haya repetido mil veces.
La neurociencia aporta algunas cosas nuevas, pero sirve sobre todo para justificar por qué unas estrategias pedagógicas funcionan y otras no.
La motivación o el trabajo entre iguales activan el cerebro social y el aprendizaje es más integral. Pero la neurociencia no aporta la piedra filosofal de la educación. Un ejemplo: La letra con sangre entra. La neurociencia demuestra que sí, que cuando sufres dolor se te activa el cerebro para aprender. Básicamente para así evitarte ese dolor. Por lo tanto la frase es cierta. Otra cosa es que sea moralmente aceptable.