Hojas Sueltas. Capacidad

Ballpoint pen attached to blank loose-leaf paper placed on wooden table

Por: Esther Vivas
Periodista y socióloga.

De vez en cuando hacemos regalos a los más pequeños sin advertir que reproducimos ciertos roles de género, porque con nuestros regalos les transmitimos un mensaje, tácito, pero no menos rotundo.
Juegos de muñecas y princesas para ellas, superhéroes, autos o pelotas para ellos. Con algo tan sencillo como un juguete se genera una autopercepción sobre lo que socialmente se espera de unos y otros. El mensaje es claro: cuidar es cosa de niñas; ser activo e intrépido, de niños.
A partir de los 6 años, las niñas consideran que no son tan brillantes como los niños, y que tienen menor capacidad intelectual. Así lo afirma un estudio publicado en la prestigiosa revista “Science”. Una percepción que se debe a cómo los educamos desde las primeras etapas de la vida. Pese a que las mujeres son mayoría en las carreras relacionadas con la salud y las ciencias sociales, en las de ingenierías rondan tan solo el 20% y en las de computación, el 10%. No se trata de una cuestión de capacidad, sino de un hecho social y cultural.
Regalar juguetes no en función de su sexo, sino en función de lo que realmente desean los niños es un primer paso para cambiar esta dinámica. Alguien dirá que su hija quiere el último disfraz de la heroína Fan Mulán, y su hijo un juego de bomberos. Claro, los chicos socializan en un entorno mediado por una cultura heteropatriarcal que establece ciertos roles de género. Lo vemos en los dibujos animados, en las canciones y cuentos infantiles.
Educar en el feminismo implica también dar ejemplo. ¿Quién cocinará en la próxima reunión familiar? ¿Quién va a poner y juntar la mesa? ¿Quién será la última en sentarse a comer y la primera en levantarse si falta algo?
Con estas prácticas transmitimos un mensaje elocuente a los más chicos. Habitualmente en casa, ¿quién ayuda en las tareas escolares? ¿Quién está en el grupo de Whatsapp de padres?
Si en casa no intentamos llevar una práctica feminista, difícilmente les podremos educar en esta dirección. El amoroso acto de regalar un juguete puede ser un buen punto por dónde empezar.