El telegrama

Es increíble que los bancos de la ciudad no aporten nada para cuidar a sus clientes en los cajeros automáticos. Sólo una entidad de la ciudad tiene un empleado de mañana en la puerta aplicando alcohol en las manos de todos los que ingresan. Luego de las 13 horas no queda nadie igual. Pero al menos este banco algo hace, otros de capitales extranjeros con mucha espalda, ni se calientan en ordenar las filas. Hay que exigir un protocolo serio en entidades bancarias y supermercados, donde al principio estaban re celosos y ahora es cualquier cosa.

Mariana Leiva