El frente interno

Uno de los grandes desafíos del Gobierno es el de los precios. La semana pasada se conoció que en abril la inflación minorista medida por el Indec fue del 4,1%. Nuevamente los alimentos (4,7%), el rubro de mayor incidencia en la canasta de la población, se situaron por encima del promedio.
La noticia fue presentada por ciertos analistas como el fracaso de las medidas del gobierno, como si éstas fueran las culpables de los aumentos. Un argumento exento de toda lógica ya que se regula porque aumentan los precios, no al revés. Debieran explicar por qué razón los precios no se terminan de alinear con la pauta presupuestaria del 29%. La respuesta surge por descarte, a partir de un razonamiento que no me canso de repetir: el frente fiscal, el cambiario y el monetario están dentro de los parámetros establecidos por el gobierno; no hay presión por el lado de los costos, ya sea vía tarifas (que están congeladas), o salarios, que siguen la pauta de inflación del 29%, con algunos puntos más. Entonces, las dificultades para alinear la inflación con las proyecciones del presupuesto tienen que ver estrictamente con la puja distributiva. El gobierno trata de cuidar los equilibrios macroeconómicos y a la vez evitar todo tipo de especulación con los precios, en línea con un enfoque integral de la inflación, que es multicausal y que por ello precisa de múltiples herramientas. De allí el acuerdo con los frigoríficos con 11 cortes disponibles a precios accesibles. A su vez, se definió que los establecimientos abarcados por la Ley de Góndolas deberán señalizar el precio más bajo de un determinado producto, para que los consumidores puedan comparar.
El contenido de los mensajes de la oposición apunta a que la ciudadanía no valore todo un conjunto de esfuerzos que se llevan a cabo para salir de las dos pandemias. Hay grandes desafíos por delante pero es posible vislumbrar un horizonte favorable. Si Argentina logra normalizar la llegada de vacunas, como se espera de manera inminente, el país llegará a un nivel de cobertura que permitirá que las actividades continúen normalizándose. Y, sobre todo, se irá diluyendo la emergencia sanitaria y salvando cada vez más vidas.

(*) Por: Carlos Heller