Por: Carlos Heller.
El gobierno estableció una reapertura parcial de las exportaciones de carne vacuna. Este período de evaluación del sector arrojó interesantes resultados que permitieron tomar medidas enfocadas en una mejora en las condiciones de acceso a los distintos cortes de carne en el mercado interno.
Pese a la fuerte reducción en el consumo per cápita argentino de carne (había alcanzado un pico de 69 kilos por año en 2009 y en la actualidad se encuentra en los 44 kilos), los argentinos destinan hoy una significativa parte del gasto familiar a la compra de carne, proporción influida por los altos precios. Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirner se aplicaron herramientas en el sector, como: retenciones para desacoplar los precios de exportación con respecto a los domésticos, cupos de exportación para permitir el abastecimiento local a precios accesibles y el monitoreo de los principales mercados locales para evitar maniobras especulativas, entre otras. Todas ellas fueron eliminadas o reducidas durante el gobierno de Macri, en aras de consolidar la tan mentada “libertad de mercado”.
Tal liberalización generó una serie de efectos que beneficiaron a un reducido grupo de exportadores, que incrementaron sus ventas en cantidad y precio, al tiempo que los consumidores afrontaron valores en ascenso y menor disponibilidad del producto. Según las estadísticas oficiales, mientras que en 2015 se exportaron casi 200 mil toneladas de carne, en 2019 esa cifra se cuadruplicó llegando a casi 850 mil toneladas. También aumentaron los valores exportados: 867 millones de dólares se vendieron al exterior durante 2015, contra 3.000 millones en 2019.
Las medidas tomadas en estos días involucra la autorización de exportaciones hasta un cupo equivalente al 50% del volumen se había registrado en 2020. Se determinó además la prohibición de ventas al exterior de algunos cortes en particular, los más demandados por el mercado interno. El Plan ganadero apunta a desarrollar el sector y aumentar la producción para incrementar la capacidad exportadora sin descuidar el mercado interno. Constará de financiamiento a tasas subsidiadas para las empresas del sector, beneficios fiscales y apoyo para mejoras tecnológicas. La producción y comercialización de carne resulta un sector concentrado y con fuertes posibilidades de fijar precios. Este es uno de los aspectos estructurales a los que se le está haciendo frente. Una tarea nada fácil pero que beneficia a la mayor parte de la ciudadanía.